domingo, 24 de septiembre de 2017

READMISIÓN DE LOS DESPEDIDOS

Nunca sabremos si es prematuro o quizá llega con retraso. Pero es quizá el que esa indefinición se acabe convirtiendo en una constante lo que nos impulsa a hacer hoy mismo un balance provisional de lo conseguido hasta ahora en la batalla que por su READMISIÓN están librando los despedidos de LYMA.

Por supuesto, deben contabilizarse los apoyos cosechados: secciones sindicales, más de 1500 ciudadanos y ciudadanas de Getafe, organizaciones de la izquierda y representantes sindicales y políticos a título personal... Y es entonces que se considera llegado el momento de llevar la batalla a lo institucional. Sin duda, una apuesta no exenta de riesgos. Entre ellos la lógica aritmética propia del Pleno y el hecho de que en todo este tiempo prácticamente nadie ha querido, sabido o podido posicionarse de manera inequívoca: por la READMISIÓN... o contra ella. Con esos mimbres cualquier acción se convierte en una proeza.

En ese sentido el colectivo de despedidos ha sido siempre consciente de las dificultades que se encontraría en un escenario como el del Ayuntamiento, donde tener la razón no significa necesariamente ganar la votación y donde aún ganando por mayoría - como finalmente ha ocurrido - el gobierno no está obligado a cumplir con los acuerdos de la propuesta.

Pero pese a todo los trabajadores y trabajadoras siempre han tenido claro que esta pelea debía darse. Y que debía darse en este preciso momento y hasta el final. Que no había razones para esperar más ni para admitir medias tintas. Existió en los días previos la consideración de que llevar la moción al Pleno era en sí mismo una victoria, porque hacía ocho meses nadie hubiera apostado por que esta opción podría producirse. Y por eso se valoraba que incluso perdiendo la votación, se habría conseguido el objetivo de que todo el mundo - sobre todo aquella parte del mundo que siempre se mantuvo de perfil - tuviera que retratarse.

Lo bueno es que además de llevarla, la moción salió adelante por 18 votos a favor y 8 votos en contra (ausente un concejal del PP). Y eso deja a la Alcaldesa Sara Hernández, que es quien tomó la decisión de despedir, en una posición insostenible; indefendible. Porque ahora le vamos a exigir que cumpla con los acuerdos que por mayoría se aprueban en el Pleno; pero sobre todo porque se ha demostrado que a estas alturas prácticamente sólo ella justifica todavía la medida de los despidos; se ha demostrado que fue un completo error y que debe dar marcha atrás.

Y eso elogia la determinación de este colectivo, cuya lucha va en realidad mucho más allá de la recuperación de sus puestos de trabajo. Porque lo que se revestía de medida contra la corrupción es, consciente o inconscientemente, un ataque a los derechos de los y las trabajadoras. Si finalmente se consuman los 26 despidos se habrá sentado un precedente siniestro: el de que cualquier trabajador es susceptible de ser despedido por haber cometido una falta, por leve que sea. Y resulta inadmisible en cualquier caso, mucho más tratándose de un gobierno que se define de izquierdas, y obrero.

Esto, que hasta hace bien poco no entendían muchos, hoy está más que claro para una inmensa mayoría. No sólo es que el proceso haya sido irregular; no sólo es que la medida fuera precipitada y se tomara de forma unilateral. Es que abrir la vía del despido como sanción general atenta contra los derechos de los trabajadores porque nos sitúa en una posición de inferioridad, de vulnerabilidad: hace unos meses le tocó a este colectivo, mañana perfectamente le puede tocar a cualquiera. Si no lo paramos, así será. Por eso hay que apoyar esta lucha.

Por eso y porque hoy más que nunca es posible revertir el proceso. Aún hay tiempo y las bases están sentadas. Para ello Sara Hernández debe asumir que objetivamente ha cometido un error y que no tiene sentido ir contra todo y contra todos, cuando además es evidente que ni siquiera tiene el respaldo de su organización al completo. Nada hay que impida que se siente a hablar con los y las despedidas. No sólo es perfectamente posible, sino que además es la única salida a este conflicto. Es lo deseable. Todo lo que sea enrocarse, por encima de mostrar que no cumple lo que se acuerda en la institución, no hará sino introducir el problema en un callejón sin salida. Y de la misma manera que ahora hay solución, si al error de despedir se suma el error de no enmendar, entonces sí será imposible de resolver. Todos fallamos a veces, pero sólo los audaces saben rectificar a tiempo.

La pelota está en su tejado, Sra. Hernández. De Usted depende que esto tenga solución.

Javier Alcolea y Enrique Herrero
Concejales de Ahora Getafe